miércoles, 17 de enero de 2024

La historia de 'Elma', la mamut que viajó 1.000 km y murió al encontrarse con los primeros pobladores de América

Investigadores consiguen seguir el rastro de una hembra que vagaba por lo que hoy son Alaska y Canadá hace más de 14.000 años. Su viaje acabó con la llegada de los pioneros que cruzaron el puente de tierra de Bering 



Tres mamuts son observados por una familia de antiguos habitantes de Alaska desde las dunas cercanas al sitio arqueológico de Swan Point JULIUS CSOSTONYI

La historia de 'Elma' es la historia de los gigantes que una vez poblaron Norteamérica. Hace 14.000 años, esta hembra de mamut lanudo recorrió alrededor de 1.000 kilómetros a través de lo que hoy son el noroeste de Canadá y Alaska, un viaje increíble que terminó cuando se encontró con algunas de las primeras personas que cruzaron el puente de tierra de Bering y se establecieron en esos parajes desconocidos. Un equipo internacional de investigadores ha conseguido seguir el rastro del animal y establecer conexiones genéticas con otros ejemplares gracias al estudio de uno de sus colmillos.

El colmillo de 'Élmayųujey'eh' (nombre dado a la mamut por el consejo tribal de Healy Lake que se refiere con humor a algo impresionante pero no necesariamente hermoso) fue descubierto en el yacimiento arqueológico de Swan Point, en el interior de Alaska, en 2009. Los análisis isotópicos demostraron que la hembra, sana y de unos 20 años, estaba genéticamente relacionada con otros dos mamuts juveniles cuyos restos aparecieron en el mismo lugar. Igualmente, la evidencia de fogatas y el hallazgo de herramientas de piedra y restos masacrados de otros animales indicaban la presencia humana.

Los primeros habitantes de Alaska cruzaron por el puente de tierra de Bering desde el norte de Asia hasta América, una de las grandes migraciones humanas que han marcado el curso de la historia. Los investigadores creen que, probablemente, estos pioneros establecieron sus asentamientos en las áreas donde se congregaban los mamuts, atraídos por la posibilidad de dar caza a estos impresionantes mamíferos.

En la flor de la vida

Los investigadores analizaron miles de muestras del colmillo de 'Elma' para recrear su vida y sus viajes. Los colmillos de mamut crecían a lo largo de la vida de estos animales, mostrando capas claramente visibles como ocurre con los troncos de los árboles. Esas bandas de crecimiento permitieron recopilar un registro cronológico de la vida del ejemplar mediante el estudio de los isótopos de diferentes elementos (oxígeno y estroncio, por ejemplo), que proporcionaron marcadores químicos de su dieta y ubicación.


Matthew Wooller, profesor de en la UAF, entre colmillos de mamut en la colección del Museo del Norte de la Universidad de Alaska UAF / J.R. ANCHETA

De esta forma, los científicos comprobaron que gran parte del viaje de 'Elma' se superpuso con el de un mamut macho previamente estudiado que vivió 3.000 años antes, lo que demuestra patrones de movimiento a largo plazo de esta especie durante varios milenios. El estudio también indicó que 'Elma' «era una joven adulta en la flor de la vida. No estaba desnutrida y murió en la misma temporada que se estableció el campamento de caza estacional en Swan Point donde se encontró su colmillo», afirma el autor Matthew Wooller, director de la Instalación de Isótopos Estables de Alaska y profesor en la Universidad de Alaska Fairbanks (UAF).

«Como hembra adulta joven probablemente medía unos tres metros de altura hasta el hombro. Los mamuts eran similares en tamaño a los elefantes africanos modernos», describe a este periódico Audrey Rowe, investigadora en la UAF y autora principal del artículo que publica la revista 'Science Advances'. «Los mamuts pastaban, lo que significa que comían principalmente pasto, hierbas y otras plantas con flores pequeñas y suaves», añade.

Durante la vida de 'Elma', cuando los niveles del mar eran más bajos y el clima más frío y seco, había una estepa continua sin hielo desde España hasta Yukón, en Canadá. «La hembra pasó la primera mitad de su vida en el extremo oriental del Yukón. A medida que crecía, viajó más de 1.000 km hacia el oeste en solo tres años, hasta instalarse en la región de Fairbanks en el interior de Alaska», narra Rowe. Allí murió cerca de una cría y un juvenil con los que estrechamente relacionados y de los que pudo ser la líder matriarcal.

Los científicos creen que los mamuts se comportaban de manera muy parecida a los elefantes modernos: las hembras y los juveniles viven en manadas matriarcales muy unidas y los machos maduros viajan solos o en grupos menos cohesionados, a menudo en áreas de distribución más grandes que las hembras.


Una muestra utilizada en el estudio SIDNEY ROTH/UNIVERSIDAD MCMASTER

Una época desafiante

A 'Elma' le tocó vivir una época desafiante. El paisaje estepario dominado por pastos y arbustos que había sido común en el interior de Alaska estaba comenzando a desplazarse hacia un terreno más boscoso. «El cambio climático al final de la edad de hielo fragmentó el hábitat abierto preferido de los mamuts, lo que potencialmente disminuyó su movimiento y los hizo más vulnerables a la depredación humana», explica Potter.

Elma «vagaba por la región más densa de yacimientos arqueológicos de Alaska», afirma Rowe. Estos primeros pueblos, con un profundo conocimiento de los mamuts y la tecnología para cazarlos, establecieron los campamentos de caza en las áreas frecuentadas por estos animales. Además del impacto directo de la caza, el acoso humano pudo haber afectado indirectamente a las poblaciones de mamuts, al restringir sus movimientos y su acceso a áreas de pastoreo preferidas.

«No tenemos ninguna prueba irrefutable que indique que ('Elma') muriera masacrada por humanos, pero lo consideramos probable. El sitio arqueológico donde apareció su colmillo contenía tecnología que sabemos con certeza era capaz de matar mamuts. Exactamente el mismo tipo de cuchillas que se estaban produciendo en Swan Point en Alaska se encontraron incrustadas en la vértebra de un mamut en Siberia. Los humanos que cruzaron el puente de Bering debieron llevar consigo sus habilidades tecnológicas», dice Rowe.

«Esta es una historia fascinante que muestra la complejidad de la vida y el comportamiento de los mamuts, de los que tenemos muy pocos conocimientos», apunta el genetista evolutivo Hendrik Poinar, director del Centro de ADN Antiguo McMaster que dirigió al equipo que secuenció los genomas mitocondriales de ocho mamuts lanudos encontrados en Swan Point y otros sitios cercanos para determinar si estaban relacionados.

Los últimos mamuts lanudos vivieron junto a los primeros pueblos de la región durante al menos 1.000 años. Los datos recopilados sugieren que estos cazadores pudieron haber un jugado un papel indirecto en su extinción en Alaska, que se vio agravada por un clima y una vegetación que cambiaban rápidamente.

«En la época de Elma el mundo ya estaba cambiando mucho. El clima se estaba volviendo más cálido y húmedo después del pico de la Edad del Hielo. Los árboles y arbustos comenzaban a apoderarse de los pastizales que los mamuts necesitaban. Creo que habría sido muy difícil para grandes herbívoros como los mamuts vivir en el mundo posterior a la Edad del Hielo, incluso sin humanos. En el mejor de los casos, tal vez habrían encontrado pequeños refugios para sobrevivir. Pero parece que los humanos definitivamente no estaban ayudando con su situación. Al cazarlos, los humanos fueron el clavo en el ataúd», subraya Rowe.

ENLACES:

https://www.abc.es/ciencia/historia-elma-mamut-viajo-1000-murio-encontrarse-20240117200000-nt.html

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